Trabajo con marca personal desde hace unos 3 años.
La verdad es que poder conocer a gente con proyectos tan diversos me abre mucho la mente, y me enseña múltiples formas de llevar a cabo una misma cosa. Me aporta visiones distintas de un mismo negocio, formas diversas de manejar una situación, a un cliente, un problema, o una oportunidad… cada uno sois una fuente brotando agua de la que yo bebo. Me encanta aprender. Descubrí hace poco que es uno de los rasgos más siginicativos de mi carácter, y no dejo de desarrollarlo.
A lo largo de estos años he ido mejorando la forma en la que trabajo. Soy una persona sencilla, no me gustan las cosas complicadas ni planificadas al extremo, tiendo a simplificar y confío en fluir, me detengo en los pequeños detalles aunque a priori no sean importantes, me cuesta ver el futuro a lo largo, yo me quedo más con el presente inmediato, y creo mucho en la naturalidad de las cosas. Esta parte de mi carácter es muy buena para sacaros la frescura, para haceros sentir cómodos en una sesión, elevar el espíritu y contagiaros la alegría del vivir el monto, pero también es malo para gestionar un proyecto de empresa como el mío.
No dejo de ver cómo en las pequeñas empresas y las marcas personales que van creciendo son enterradas por las obligaciones que se multiplican y te comen el tiempo y hay que aprender a gestionar con perspectiva. No se crece si no hay planes detrás, si no te organizas, si dejas que la madeja te atropelle por su tamaño sino que la deslías poquito a poco en ovillos manejables.
En esto sigo, porque me queda mucho que aprender, pero gracias a vosotros, mis clientes, y sobre todo a aquellas mujeres (lo son en su mayoría) que tengo cerca, hay mucho impulso y mucho recorrido, mucho de colocar las cosas y mogollón de experiencia y aprendizaje. Cada vez lo hago mejor.
Esta señora que os muestro hoy se llama Esther y ha creado su propia marca: Mis30horas irrumpió en mi vida hace unos meses para desenredar la madeja de la planificación de redes sociales y organización de contenido en concreto y, pese a que no daba un duro por domar mi rebelde mente y mi desestructurada forma de hacer las cosas, el otro día dijo en una reunión que, si yo he podido centrarme, puede conseguirlo con cualquiera.
Figuras como ella son inspiración y potencia, y aunque aún sigo haciendo un poco lo que me da la gana (libre soyyyyyyy… libre soyyyyyyyy) , esa es la verdad, ella es rápida y sabe darle la vuelta, ágil de mente, con ideas a borbotones y capacidad de trabajo increíble. Me centra y me aterriza, y poco a poco todo va cobrando forma.
Hace unas semanas hicimos algunas fotos corporativas para su marca que ahora me sirven para contaros todo esto (muchas os sentiréis identificadas cuando me leáis) y enseñaros qué puedo hacer con vuestra imagen cuando tenemos claro qué hay que contar.
Ella marcó la pauta, y entre las dos creamos:












Organicémonos, marquemos objetivos, y sobre todo hagámoslo con alegría del vivir, que es lo que le va a dar calidad a la película que nos montamos en nuestra cabeza y por la que nos van a dar el oscar a la mejor marca de verdad de la buena, no sólo en nuestros sueños.
Gracias Esther, por ser y por estar. Y por confiar tanto en mí.