A veces le llamo sin querer. Cada día que me levanto miro por el hueco de las escaleras y no le veo buscarme con los ojos y tropezarse torpe subiendo, sin poder decirle «como te partas una pata me enfado». Y miro y pienso así a diario. No puedo evitarlo.
Cuando preparo pasta, o mi sopa de pollo, que le encantaba, se me hace nudo. Igual que cuando miro al hueco del sofá.
Cada vez que me pongo los pantalones y no me empuja en el culo, sonrío con pena.
A veces Nick y yo imitamos su estruendoso bostezo y nos reímos mucho, aunque me cuesta ver que él aún le habla como si estuviera. Mira al cielo y le cuenta sus cosas, o como se siente, o qué vamos a hacer.

Cantamos canciones en el coche, y esperamos a su estrofa. Como siempre.
Me pincha un poco el corazón cuando veo a otros perros con sus amigos… Y os tengo mucha envidia.
Mucha.

13 comentarios sobre “Te echo de menos

  1. Me has emocionado mucho… Sólo quien tiene la suerte de vivir con estos ángeles sabe lo que duele si ausencia. No sabía nada, lo siento mucho. Un beso

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