¡Hola a todos!
Yo ya advertí en Instagram que este post lo escribo básicamente para poder enseñar las fotos que hago cuando paseo con el rubito, visito museos, comemos juntos, y aprendemos divirtiéndonos. No hay más pretensiones jajaja.
Yo no soy una experta en niños, ni en educación, más bien es probable que sea un desastre en ambas, pero sí sé que hacer cosas juntos nos encanta. Como a todos los padres. Luego esas cosas que hacemos juntos, intento que contengan un poco de todo, él me propone ideas, y yo se las propongo a él. Hay tantas opciones, de tantas disciplinas… ¡y mucho más aquí en Madrid, que es la ciudad de las actividades sin fin!
Una de mis preferidas es visitar museos. De todo tipo. Sin discriminar.
Creo que el arte despierta la mente, enriquece el cerebro, y te da diferentes puntos de vista de cosas que tú ya conocías, o que estaban por descubrir. Te haces pensar. Replantearte. Emocionarte y sentir. Y aquí en Madrid si algo hay, son museos interesantes y de calidad. De todo tipo. No solo museos, también salas de arte y exposiciones, fotografía, eventos, etc… Da igual que lo pienses a última hora, entra en internet y descubrirás que siempre hay algún lugar abierto que visitar. Y si ya lo planeas con tiempo, flipas.
En esta entrada quiero enseñaros unos cuantos sitios, algunos más y otros menos, que a priori podéis pensar que vuestros hijos no van a disfrutar visitando, pero ¡¡Ahhhh amigos!! De eso quería hablaros. Del esfuerzo.
Como padres creo que es nuestra responsabilidad mostrarle opciones, ponérselas delante, y guiar de alguna manera a sus cabecitas a que descubran lo infinito infinitesimal de nuestra interesante existencia. Luego ya veremos…
Y esto es cansado y lleva su tiempo. Yo, lo hago cuando puedo.
A mi me interesó el arte toda la vida, y es algo que para mi importa mucho. A otros les gustarán más otras cosas, pero aplica igual.
Cuando me planteo la visita a un museo «denso» de esos que a priori sabemos que no van a interesarles mucho, procuro hacerme bajita, rubia y guapa como él, y pensar… ¿Qué hubiera querido ver yo, y cómo?
Creo que voy a empezar con el Reina Sofía. A ver qué tal se me da:
Cogemos el patinete y subimos por la C/ Hospital hasta llegar a la bonita plaza donde está una de las entradas del museo REINA SOFÍA. Yo ya sé de antemano qué exposiciones hay. Sé que él en el cole estudió un poco el cuadro de Picasso más famoso, el Guernica, y sé que ahora lo tienen en una exposición temporal completa titulada Piedad y terror de Picasso explicando todo lo relacionado con el cuadro y su contexto histórico, y esto me sirve para reforzarlo. Luego sé que hay cuadros de Dalí, de Miró, que pueden resultarle bonitos e interesantes, y sé también que hay obras locas de arte contemporáneo que nos van a hacer reír mucho, divertirnos, explorar los materiales, y pasarlo en grande intentando ahondar un poco en la mente del autor. De estos autores procuro saber un poco previamente para poder contarle la historia de cómo llegaron a ser artistas y a exponer en grandes museos su obra. Nada pretencioso y sí todo muy divertida y rápido, ameno, como un cuento, un pequeño cuento.
Por todo eso decido llevarle.
Ya simplemente entrar en el museo es una pasada. El edificio es precioso, majestuoso, grande, y tiene unos ascensores muy guay con cristalera, para ver el mundo.
Comprar las entradas (la mía, él entra gratis hasta los 18) es una experiencia, porque ya desde ese momento el personal trata al rubito de forma especial, le animan mucho por haber llegado a visitarlo, y le desean un bonito e interesante día.
Pasamos por el arco de seguridad, y dejamos el patinete en la taquilla del museo, porque muy amablemente nos han explicado que no podemos entrar con él. Resulta que uno de los seguratas es andaluz… Ya podéis imaginar el gallinero que armamos los dos mientras cumplimos el protocolo de revisión de bolso y tal… «¡¡Illo de donde ere!! Se te nota una jartá, yo de Sevilla, y tú ere de la costa el sol, se te sale por los poro….»
Aunque he preparado previamente la visita, me acerco al mostrador que te ayuda a planearla, y pedimos recomendación. Nos cuentan muchas cosas del museo, y nos indican salas, y cuadros que seguro que nos van a gustar mucho, sobre todo a él.
Y vamos directa a aquello que sé que tiene ganas de ver: el Guernica. Al entrar a la sala una de las chicas que trabaja allí se le acerca y le dice algún «secreto» y le advierte: «¡No toques nada!» Él ya lo sabe, pero no está de más que se lo recuerde. Le ha contado un par de detalles sobre las cosas que hay allí expuestas, y le ha enseñado ella misma una maqueta donde se puede ver en miniatura el cuadro expuesto en una sala.
Y empezamos la exposición y le oigo decir que ese señor no pinta muy bien, y que parece de infantil y no de primaria como él, y nos reímos mucho, pero me toca contarle que él aprendió a dibujar muy bien, para luego desaprenderlo todo y hacer lo que le salía de los c….. Lo entendió perfectamente.
La exposición es amplia, y triste. Sus estudios sobre niños bombardeados y madres llorando sus muertes a base de bombardeos son duros. El Guernica es un cuadro muy impresionante, y toda la exposición le sumió en un estado de ánimo depresivo y oscuro. Es alucinante. ¿No os parece? Por eso el arte es tan grande, coño, porque aunque tengas 6 años, eres capaz de conectar con las emociones y los sentimientos que le llevaron a expresar de esa forma. Yo estaba tan impresionada como él, y joder, me sentí genial sabiendo que los dos conseguimos entrar en el aura, que las emociones estaban ahí gracias a las pinturas, al arte. ¡Qué grande! Yo lo siento pero esto me pone. Me pone mucho.
Bueno, sigo. Perdón.
Así salió de la sala (en la que por cierto, no se pueden tomar fotos porque tienen copyright de ese):
Se acercó a la venta y se quedó un poco pensando… Y le pedí que me contara qué sentía: tristeza, mamá. No me ha gustado ver esto. No me gusta la guerra.
Así es que tocaba cambiar de tercio.
¿Salimos un rato a comer a la haburguesería de enfrente y volvemos?
Un ratito más como de mal humor, y un poco depre me hacen entender que es el ahora o nunca: ¿Vemos las locuras?
¡A por ello!
Visitamos varias salas con autores muy conocidos como Dalí y su Muchacha en la ventana, sus relojes blandos, Zuloaga y su tradición, Miró y sus cuadros divertidos y visuales que a los niños les encanta, y a mi me fascina su Hombre con Pipa.
O hablo o hago fotos. Así es que le dejo la cámara a él para que haga algunas fotos que crea que pueden interesarle, pero pocas, que hay que estar a lo que estamos. Estas son todas las que hay del interior del museo. Lo sentimos. Porque esto es una cosa importante: a ellos hay que estar motivándoles todo el rato, contándoles cosas interesantes para ellos sobre las obras, porque si no se aburren y a la siguiente sesión museística te dicen que va Rita, así es que las visitas han de ser rápidas, interesantes y cortas. Si tú quieres detenerte a ver una obra, o continuar en la sala, amigo, no vayas con tu hijo. Otro día te vas tú solito y ves el museo como te de la gana.
En esas veo que entra en un aparte de una sala, y no sale. Y no sale. Y no sale. Me voy a buscarlo y lo encuentro sentado entre 3 personas en un banco viendo absolutamente fascinado «Un perro Andaluz» de Buñuel. Lo tengo que despegar de la sala porque hay cosas que igual no me va a molar explicarle, pero ha visto el surrealismo en estado puro y su cerebro le va a mi millones por hora. Se pasó comentando la peli medio día….
Lee Lozano nos encantó.
Una de mis preferidas: Lean.
Estas 2 últimas fotos están hechas con el móvil y son más caca, pero me ayudan a contar la historia….
Pero ya llevamos hora y media y se me agotaba la mecha,así es que decidimos subir, gracias a la recomendación de otra trabajadora del museo, a la terraza y ver los tejados de Madrid. Allí a correr un poquito, a hacer el chorra, a agotarnos y a desvariar jajajaja
En el museo hay tanto que ver… Bajamos por el ascensor que te lleva a C/Atocha, y visitamos un poco la librería. Luego, a la vuelta a por el patinete, compramos una postal del Guernica en la tienda del museo para recordar nuestra visita.
Y después acabamos cambiando de barrio para ver a nuestra prima, que nos enseñó una cafetería muy chula en Vallehermoso que se llama MonkeeKoffe que tienen una de las mejores tartas de zanahoria que hayamos probado nunca.
Pero eso ya es otra historia… Paro porque se me ha hecho la entrada muy larga. Voy a editar el título, y dejar sólo el Reina Sofía, y en cuanto pueda, os hablaré del siguiente museo que hemos visitado estos últimos días.
Espero que os interese, y si habéis llegado leyendo hasta aquí, os felicito, y os doy un abrazo, y si queréis, os invito a un café, por majos. Avisadme de si lo queréis solo o con leche ….
Una visita chulísima, me alegra que lo disfrutarais, sobre todo la tarta de zanahoria, jejeje. ¡Pero qué guapos estáis, leñe! Besitos.
PD. Me pido ese abrazo para cuando te vea (que igual ni te acuerdas, pero yo lo pido por si acaso). Y el café, con leche. 🙂
Lo has leído hasta el final y eso merece un abrazo y un café en octubre 😂😂😂😂 Gracias!!!!
Las que tú tienes bonita! Leerte siempre es un placer
El mío, con leche.
Qué niño más precioso, de las fotos qué decir… ¡si eres experta! Y la grandeza de mostrarle arte a tu peque; he sonreído de principio a fin. 🙂
Abrazos, Loren.
Ah, si muchos padres hiciesen lo que tú, tendríamos a más gente con sensibilidad, con una cabeza mejor para distinguir y reflexionar sobre todo lo que acontece a diario. Tendríamos más gente con capacidad de razonar y también de disfrutar.
Olé por ti !!!
Jo, muchas gracias por tu bonito mensaje. La verdad es que cultivar mentes abiertas es lo que nos hará tener un futuro mejor. Muchas gracias por pasarte por aquí y dedicarme un tiempito. Un abrazo!
Otro abrazo para ti Loren