Dedicar un ratito a un planazo como este de hacerse una sesión de fotos juntos, nunca es una mala idea. Hay momentos que son clave en las vidas de las personas. Y hay que tenerlos presente.
Os lo digo porque son recuerdo, vale. También son momentos muy divertidos, claro, pero para mi modo de ver, lo mejor de las sesiones son la capacidad de fortalecimiento de los lazos de la familia. Les hago pensar un poco en ellos, en cómo empezó todo, en cada uno de los miembros que la componen, en qué sienten y qué les hace felices, sobre todo del estar juntos.
La vida pasa rápido, todos vamos como locos, y no prestamos atención a lo importante. Y siempre, siempre siempre, incluso de las cosas que pueden parecer supérfluas, se puede aprender mogollón.
Y esta es una de ellas.
Me digan lo que me digan, es muy fuerte pensar: joder, van a pasar los años, y ellos van a tener estas fotos como partes de sus recuerdos, de los recuerdos de sus hijos, de sus nietos y a lo mejor tataranietos, y a mi me da un vuelco el corazón, porque sé que todos ellos, los que han estado ahí en la naturaleza y lo han pasado bien dejando constancia del transcurso de su vida y de sus recuerdos, y los que las mirarán, porque se contagiarán de esa felicidad, pondrán fechas, caras, nombres, formas, a todas esas personas que forman parte de ellos, de sus historias.
POR DIOOOOSSSS que no puedo, que se me cae la lágrima. Es algo grande.
A mis familias bonitas, les doy las gracias por dejarme hacer esto.
Como a esta familia, que disfruta tanto de su momento, de lo que vendrá… Sé que ellos van a sonreirme en la próxima que volvamos a encontrarnos sabiendo que esto que está arriba escrito es una verdad como una catedral, y así lo sienten. Esto me hace feliz.
Gracias por dejarme enseñarle a todos los que me conocen lo que hago, cómo lo hago, por qué lo hago, y cómo lo siento.
Sois un amor.
Os abrazo fuerte, chicos, y que la llegada de la nueva ilusión sea preciosa, y os llene de felicidad de nuevo.